22.2.06

Peligro


El otro día me desayuné con la foto de un escritor inglés en la portada del periódico. Hace veinte años escribió un libro en el que niega la existencia del Holocausto, y el gobierno austriaco ha pedido prisión para él. Ese libro se publicó en España y algunas personas lo compraron por equivocación, entre otras cosas porque la poderosa editorial que lo tradujo no centró la propaganda en las querencias ideológicas de su autor.
Ahora lo acusan de “peligroso falsificador de la Historia”, interesante aporía. Un libro sólo es peligroso cuando, además de llegar a mucha gente, puede perturbar su sentido de la realidad. El mero hecho de mentir no es suficiente. Todos sabemos que la mentira es un método de trabajo, sobre todo político, pero nadie escribe libros de historia bajo juramento. Una mentira sólo es peligrosa cuando, merced a una propaganda hipertrofiada, llega a los tiernos cerebros de quienes esperan alguna excusa para cultivar su salvajismo. Y no se me ocurre mejor propaganda que aparecer una mañana en las portadas de los periódicos de media Europa, la verdad.
Nuestro mundo confunde la notoriedad y el interés. La semana pasada me desayuné con otro escritor, esta vez de sesudos tratados teológicos, que había publicado en una hoja parroquial que a las mujeres las apalean sus maridos porque se van de la lengua. Semejante caso clínico de confusión entre los hechos y sus causas (y los juicios cavernarios que se suelen derivar de ello) hubiera servido para arruinar la carrera intelectual de cualquier escritor, máxime si es teólogo, y además un cura, pero el asunto se aireó como fingiendo un peligro que sólo existe por el mismo hecho de haberlo aireado.
Resulta deprimente que intentemos escandalizarnos con la literatura barata y de paso condenemos al olvido la que pudiera tener, no ya algo de calidad, sino tan siquiera de interés. El resultado es que las condenas acaban convertidas en premios. El escritor inglés reeditará un libro hace tiempo descatalogado, y el cura, si te descuidas, congregará en su parroquia un puñado más de adictos al machismo. El resto de su obra no creo que se venda mucho, ni siquiera hoy.

Foto: "Con mamá y la tía Carmen", del álbum familiar que el cura que dijo eso tiene colgado en la red. Esta bernardina se publicó en DDT el 23-F del año 6.

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