He leído que en Los Baños van a plantar un campo de pitch and putt, que es como un golf para tiempos de crisis, o para deportistas con hernia. El nombre del deporte no es muy afortunado que digamos. Es perfecto para un club de carretera, pero no para un antiguo balneario. A ver qué joven dama va a tomar las aguas con sus gasas vaporosas a un lugar donde se practica el pitch and putt. Otra cosa es que al lado pongan un centro comercial, claro. Los golpes del pitch and putt (que, al ser un golf reducido, tampoco pueden ser pelotazos de largo alcance) estarían entonces más a tono.
En fin, otra ruina que se nos va. Esta ya se fue hace tiempo. Se fue con las mesas de camping y los Seat 600, allí se quedaron las paredes desdentadas y las libélulas que sobrevolaban el estanque. Y por allí se quedó, antes, la estación del tren minero, que hace dos años yo borré del mapa por motivos poéticos, una vez que las obras ya la habían borrado por motivos urbanísticos. Tuvieron mala suerte estos baños, cuando se dejaron pudrir a medida que sus aguas se contaminaban y cuando, tiempo después, en la era del Aleph, resulta dificilísimo encontrar vestigios del edificio entero, de las épocas en que los balnearios eran como catedrales epicúreas, los vahos resbalaban sobre azulejos historiados y los cuerpos languidecían junto a las estatuas griegas. Antes de la guerra las familias se trasladaban a estos baños a pasar meses enteros: los criados preparaban la intendencia en las cocinas, todos los días una orquesta amenizaba los crepúsculos, los bañistas tomaban sales minerales en veladores de mármol con búcaro azul.
Ahora, por el sesudo informe técnico que vi publicado (una de esas informaciones abrumadoras que se tapan con su propia encarnadura, todo lleno de siglas inversoras y de números redondos), la cosa no huele mucho a un mundo de toallas perfumadas sino a los acaloros del pitch and putt. Y no es que sea culpa de los tiempos, porque la estrategia golfista ya nos parece cosa de otra época. Las grandes operaciones urbanísticas en lugares históricos so capa de un anciano con pantalones de cuadros nos resultan ya más antiguas que las Termas de Caracalla. Estamos seguros de que en los campos de pitch and putt nunca crecerán los cardos y el centro comercial será un gran hito de la arquitectura termal, tan exquisita, y no una grande superficie de secano.
Diario de Teruel, 26 de febrero de 2009
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