14.6.09

Preparativos de viaje

Quedan quince días para que empiece La enfermedad sospechosa, título provisional del folletín de este verano. Casi he terminado de leer cuanto me había propuesto. Los recortes de prensa y las notas de las lecturas ya están a punto. Tengo ya seguras dos o tres líneas flotantes, es decir, ideas para el argumento que, en el caso de que no me salga nada mejor, podrían sostener perfectamente la narración. Este año el problema no es llegar al final, porque la materia es mucha, aunque sería triste agarrarme a la pura verdad a falta de buenas fábulas con que contarla. De momento somos fundamentalistas de la ficción.

El título provisional podría ser La enfermedad sospechosa pero también El huésped del Ganges o incluso El morbo asiático, porque de las tres maneras llamó el periodismo de 1885 a la última epidemia de cólera que ha sacudido España, y que se cebó con especial saña en todo el Levante (se propagó a raíz de un terremoto en Murcia), buena parte de Aragón y lo que antiguamente se llamó Castilla la Vieja. El propio Alfonso XII, que moriría en noviembre de ese mismo año, se paseó por el lazareto de Aranjuez para pasmo de cuantos creían que una naturaleza tan floja no podría resistir la invasión. Esa invasión la resistió, aunque durase poco. El que no la resistió, pero también murió en noviembre, fue Francisco Loscos, ilustre botánico que a la sazón compartía su ciencia desde la Agencia de Castelserás a todo el mundo botánico civilizado. Se conservan unas cartas muy emocionantes en las que Loscos relata cómo se pasa las jornadas mezclando recetas mientras la epidemia se recrudece vertiginosa y violenta, mientras la muerte pasa por sus dedos.

La cuestión es más interesante si se piensa que muchos médicos de aquella época huían como ratas cuando el cólera pisaba sus dominios. Algunas órdenes mendicantes (los hermanos de San Juan de Dios y los franciscanos capuchinos, muy especialmente) se zambullían en aquel infierno para consolar moribundos y jugarse el pellejo, porque aún no estaba claro qué había que hacer para protegerse de la enfermedad. La discusión entre virus y miasmas llegó hasta Ramón y Cajal y el célebre doctor Ferrán, cuya polémica sobre cómo curar el cólera sigue poniendo los pelos de punta.

Este es el ambiente en el que se desarrolla la historieta, de la que, por supuesto, no voy a decir ni pío, salvo que, así como hace dos años el folletín se subtitulaba Folletín modernista por entregas, este año será un Folletín naturalista por entregas. La idea de jugar con el naturalismo no es un método, pero sí un punto de referencia. Ya sabemos que nada de eso se tiene luego en cuenta, pero viene muy bien para amueblar la concentración.

Lo que no haré este año es publicar los capítulos a medida que los escriba, sino, si acaso, la crónica de su escritura, que seguramente resultará más entretenida. De momento intentaré desperezarme de estos largos meses de no escribir más que lo imprescindible para el DDT. Hace calor. Pronto terminará junio. Llega el Tour.

11 comentarios:

  1. "El morbo asiático" es un título muy sugerente, me gusta mucho, aunuqe sugiera otras cosas, no la cólera precisamente.
    Una crónica de la escritura resultará muy entretenida. Y después nos leemos entero el folletín.
    Ánimo, suerte y al toro.

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  2. Anónimo2:25 p. m.

    Y entonces, ¿dónde podrán leerse los capítulos, si no los vas a publicar aquí, Antonio?

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  3. Anónimo7:01 p. m.

    "La silla en la puerta" podría ser otro título. En mi pueblo según contaban los ancianos no era necesario ir a avisar al médico. Cuando alguien de esa casa contraía la enfermedad sacaban un silla a la puerta de la calle y así el médico se daba por enterado.

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  4. Qué bueno eso de 'La silla en la puerta'. Me gusta mucho más que cualquiera de los otros. No sé a quién tendré que darle las gracias si lo escojo...
    Los capítulos los colgaré en agosto, cuando hayan aparecido en el periódico, supongo.
    Y, en fin, lo malo del 'morbo asiático' y los otras títulos similares es que me gustaría no tirar de fraseología. Gracias a todos. Yo pensé que el patio estaba vacío.

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  5. Ánimo Antonio, que aquí seguimos, por supuesto, en el patio. Una crónica de la escritura será otro libro que te vaya saliendo paralelo al folletín. Lo leeremos con gusto.

    Un saludo.

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  6. Muy bueno lo de la silla en la puerta. Se lo oí contar muchas veces a mi abuela y a mi madre. En mi casa oímos hablar mucho del cólera y también de la epidemia de gripe que diezmó la población. Creo que fue cuando se casaron mis abuelos, la de 1918.

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  7. ¡ánimo! Ya veremos los exiliados cómo leemos su folletín porque el DDT en internet es una pena (pena naturalista, pero una pena)

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  8. Enhorabuena por la próxima publicación del nuevo folletín. Aprovecho para decirte que disfruté y aprendí mucho con la lectura de "Fabricación británica".

    Un abrazo, Antonio

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  9. Qué bien, qué gusto. Con estos ánimos se quitan todas las modorras. Visto lo visto, seria un desaire (además de una insensatez) no titular el folletín 'La silla en la puerta'.
    Salud a todos (incluido yo, que falta me va a hacer), y muchas gracias.

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  10. Pues yo ya me había congracaido con "La enfermedad sospechosa" por sus muchas lecturas. Eso de la silla en la puerta me trae a la memoria a aquel señor, mayor, que cuando se le murió a una de las chicas de "Paki´s", en Segorbe, lo vistieron y sacaron a la puerta sentado en una sila para que no pareciera lo que era. El escándalo lo montó la esposa al descubrir, cuando lo amortajaba, que el difunto llevaba el calzoncillo del revés.

    Por otra parte... ¿QUINCE DÍAS TODAVÍA?

    Saludos a todos

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  11. Anónimo6:22 p. m.

    Cuando los vecinos buscan la sombra, el patio parece vacío, pero todo piso tiene su ventana indiscreta desde la que nos gusta mirar sin ser vistos.

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