9.11.05
Dandy
Leo ayer en el Diario que Umbral acudió “con la plana mayor del PP” a presentar el último premio Planeta, dios mío, y que aprovechó la circunstancias para darle otro palo a la ganadora. Los métodos modernos de promoción son terribles: un miembro del jurado dice que la novela es muy vulgar y su mentor que no tiene estilo. Ah, viejo Umbral, igual esperaban que babease unos cuantos piropos de anciano que acepta honores prepóstumos. Se sumó a Marsé, que es una forma de reivindicación baudeleriana, dar la nota siempre, como sea, hasta el final, y de paso arrojó a la ganadora a los caballos, por segunda vez en quince días. Quien no ha leído a Umbral en sus buenos tiempos no sabe interpretar en clave lírica estos bajonazos. Lo que no sé es cómo se sentiría ella.
Pero Lara, el editor, lo conoce bien. Aquel libro sobre el cadáver de Cela se vendió estupendamente. Y a Marsé también. Yo sospecho que la estrategia de mercadotecnia pasaba por ahí. Barrunto que se trataba de premiar un libro y anunciar a los cuatro vientos que es muy malo. Ponerle un título defectuoso, Pasiones romanas (si pronuncias todas las sílabas parece que estés borracho) y repetir unos cuantos tópicos que indican la catadura literaria del producto. Es, en el ámbito editorial, lo mismo que los invitados al acto practican en el político: no disfrazar los mensajes con razones, ofrecer vulgaridad, en la certeza de que hay una mayoría estadística de clientes que no necesitan más. Asistimos a declaraciones disparatadas porque siempre hay ignorantes que se las tragan, y el truco del “compre esto, que es muy malo” se enseña en las academias.
Ese libro se venderá mucho porque la gente ya sabe lo que va a leer. Otros lo comprarán para solidarizarse con la ganadora, la pobre. Otros porque a Umbral o a Marsé no les ha gustado, para que se fastidien. Pero también es verdad que sin esos invitados de lujo, el día del premio y ayer en la presentación, este libro tenía pinta de no llegar a Navidad en buenas condiciones para el consumo. Lo que me extraña es que la ganadora, la pobre, no conociese a Umbral, no esperase de él un último, altivo ramalazo de cinismo, entre las cenizas de su voz.
Un abrazo.
ResponderEliminarAcabo de caer en este blog a través de "fabricación británica". Añadiría un comentario laudatorio a cada uno de los artículos, si no fuera porque después de leerlos tengo la impresión de que mis competencias lingüísticas (y ya no digo las literarias) son mínimas e infantiles.
ResponderEliminarUn saludo.