23.10.06

Vega


Diario de Teruel, 19/10/2006
Se conoce que van a emprender ya las obras del río, parece ser que ya están todos los papeles y enseguida entrarán las máquinas. Un paseo fluvial, dicen que va a ser, y ya era hora, eso por descontado. Lo que pasa es que uno mira las obras que aprueba el ayuntamiento y le empiezan a temblar las piernas. Mira si no lo que hicieron en El Campillo, con la charca aquella que hay al lado de la iglesia, que estaba la mar de maja rodeada de arbolicos. Pues se metió el ayuntamiento y lo primero que hizo fue talar los árboles, y luego cascó unas escolleras que ni en el Puerto de Sagunto. Así que te asomas ahora (enfrente dan un morro al ajillo de categoría) y ves una cosa pelada como la de las urbanizaciones nuevas, esas blancas que brillan tanto, y dices bueno, y aquí las olas dónde están, vamos a ver. Las olas y los árboles, que yo no sé qué tendrán contra los árboles, pero aquí se los cargan en cuanto te descuidas. Y en El Campillo porque debió de acabárseles el presupuesto, que si no ya te digo yo que van y nos calzan un aparcamiento subterráneo debajo del agua, son capaces.
Así que miro la vega y me la imagino llena de escolleras y de algún que otro árbol enfermo en una maceta. Esa vega ha padecido mucho. Ya empezaron partiéndola por la mitad con la variante, que siempre ha sido peligrosísima, y en vez de caminos y acequias y huertos, como había más coches que tomates, proliferaron los talleres y los concesionarios. La gente huye del río, y del ruido y del peligro, de todo a la vez huye.
Con que nos escoscasen un poco las orillas, que están llenas de mierda, yo creo que nos apañábamos. A ver si montan un pifostio de losas grises como en la Glorieta y nos quedamos sin huerto y sin río. Ya una vez abrieron una poza y le pusieron Club Náutico, que pasabas por allí y daba la sensación de que tenían los yates amarrados en la piscina. Así que, como les vuelva a dar por los delirios de grandeza, estos nos embaldosan la vega. Y la vega, oiga, no será un monumento mudéjar pero es la vega, y una ciudad rodeada de verde da más gozo que rodeada de cemento. Yo creo que ya tendríamos bastante con unos farolicos que parezca que han estado siempre y con bancos de azulejos desportillados, con veredas entre los chopos y algún puente pequeño, como si siempre hubiésemos sabido disfrutar del río.

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