17.12.06

Geórgicas 6


Nombremos las armas de los recios labradores
porque sin ellas las mieses ni pueden sembrarse
ni tampoco crecer. La reja, en primer lugar,
y del corvo arado el roble ponderoso,
y los carros de la eleusina, nuestra madre,
que ruedan despacio, y los trillos y las gradas
y los azadones de tamaños diferentes;
luego los bastos aperos de mimbre celeo
y angarillas hechas con las ramas de un madroño
y el harnero ritüal de los misterios iacos;
dispondrás todo lo que desde tiempo antes
hayas recordado aparejar, si es que mereces
la gloria de unas tierras dignas de los dioses.
Antes con antes se doma con fuerza una rama
de olmo en el bosque para cama del aladro.
Un timón de hasta ocho pies desde el arranque,
dos orejeras y el dental de espaldar doble
se ajustan al camal. Antes se cortan también
para el yugo una rama delgada de tilo
y una de alta haya que sirva para la esteva,
que gobierne la base del tiro desde atrás;
de estas maderas la dureza la examina
el humo si las cuelgas encima del hogar.

Virgilio, Geórgicas, I, vv. 160-175

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