Diario de Teruel, 10 de julio de 2008
“Eran todas imágenes deformes, monstruosas: cerdos con púas y cuerpo de perro rabioso, o con cuatro tetas como bellotas gigantes, las alas puestas del revés y una cola de lagarto que se peleaba con un monstruo marino, o ranas en posturas muy obscenas, o peces cuyas escamas eran como punteras de talabarte y cabellos en forma de acanto y morros de pato. En muchos de ellos se veían granadas a punto de reventar, era la única fruta que había. Tomás se preguntaba, en medio de tanta bestia, qué significado tendrían. Pero casi todos eran retratos de seres humanos, probablemente para servir de capitel en la ménsula de alguna columna. A un enano sentado en una esquina le salía de la nariz una trompa ondulada que terminaba en forma de flor. Un señor afeitado y de cejas muy pobladas, orejas de cerdo, tetas y rabo de vacuno se sujetaba los tobillos con las manos y gracias a que el rabo le tapaba un poco las vergüenzas la postura no era más asquerosa. Uno en concreto, un señor boca abajo, las barbas desparramadas, calvo, las piernas abiertas hasta sujetar con el culo la ménsula y el cuerpo abrazado por una serpiente, le llamó a Tomás la atención, como si la cara le sonase. Y lo mismo le pasó con un personaje de orejas grandes y gordas, nariz de borracho y la boca cuadrada como para que le cupiera una canal de agua. Un tercero llevaba los ojos muy grandes esculpidos, a Tomás le gustó la manera tan impresionante de sobresalirle la pupila, la boca carnosa, los bigotes ondulados, la melena al viento de unas ramas de acanto.”
Como estamos de medio fiesta, me van a permitir que adelante faena. El fragmento que acabo de copiar pertenece al folletón que publicamos el año pasado, Una flor de hierro, y está basado en lo que hasta hace muy poco tiempo era casi un secreto. Muy pocos habían visto las ménsulas del claustro de San Pedro, pero alguno tuvo a bien, hace bastantes años, sacar unas fotos y distribuirlas entre los curiosos. Sobre esas fotos escribí yo este fragmento, que ahora me recito en silencio mientras veo la flamante restauración del claustro neogótico. Esas figuras son un diálogo con los bestiarios medievales, pero también con cierta fantasía frívola. Pertenecen al tiempo en que el misterio se decantaba en néctar de modernidad. Lo que mi personaje tomó por granadas reventonas no eran más que bulbos de amapola. Quizá por eso los escondían.
Como estamos de medio fiesta, me van a permitir que adelante faena. El fragmento que acabo de copiar pertenece al folletón que publicamos el año pasado, Una flor de hierro, y está basado en lo que hasta hace muy poco tiempo era casi un secreto. Muy pocos habían visto las ménsulas del claustro de San Pedro, pero alguno tuvo a bien, hace bastantes años, sacar unas fotos y distribuirlas entre los curiosos. Sobre esas fotos escribí yo este fragmento, que ahora me recito en silencio mientras veo la flamante restauración del claustro neogótico. Esas figuras son un diálogo con los bestiarios medievales, pero también con cierta fantasía frívola. Pertenecen al tiempo en que el misterio se decantaba en néctar de modernidad. Lo que mi personaje tomó por granadas reventonas no eran más que bulbos de amapola. Quizá por eso los escondían.
Impresionan y asustan esas imágnes de las ménsulas de San Pedro. Estupenda descripción. Yo todavía albergo dudas sobre la función de semejante fauna...Un saludo, Antonio
ResponderEliminarHombre, el amigo americano. Yo sigo pensando que las ménsulas fueron una broma que se permitió Monguió y que, con arreglo a la tradición cristiana, todo el mundo tomó en serio. Salud.
ResponderEliminarpues a mí me da que eran como las revistas pornográficas de la época seguramente realizadas al dictado de algún cura morboso pero con la maestría del artista, que las ha sublimado. ¡Qué arte tan austero, ingénuo y genial era el de la edad media ¿ por cierto igual estoy metiendo la pata, esa ménsula de cuando es?. Bueno, no importa. me gusta tb. Yo lo que quería era meterme con los curas sobones(los de antes y los de ahora)
ResponderEliminarComo estaba todo prohibido, aunque fuese bajo el " haced lo que yo os diga pero no lo que yo haga", ó no hagáis "ésto" que es pecado, no hagais aquello que viene el año mil, se les colaba alguna que otra licencia, porque al fin y al cabo para quien se hacía ese arte? para que lo viesen a diario los que no pegaban ni peñazo y abusaban tanto en lo económico como en todo lo demás. Para los que se dedicaban a la contemplación y claro no paraban de tener ideas cada vez más altas y peligrosas porque ellos no se tenían que subir a los andamios. Aunque sean preciosas, no había ninguna medida de seguridad en el trabajo y morían como moscas, aunque luego les quedase genial. ¡De esa época no saca estadísticas la derecha!, pero seguro que tenía la culpa ZP.
¿Pues no me he tenido que oir hace unos días por parte de una antigüa compañera del opus que la pederastia es mentira que es culpa de la izquierda (de ZP,¡cómo no!) que quiere hacerles daño?
También he oído a otro afín al opus que la culpa de que los curas "se pierdan" la tienen las mujeres por entrar en las sacristías y que por eso van a prohibir que entren. Todo menos admitir que el venevo lo tienen dentro por puritanos, machistas, por hacer el sexo sucio en sus cabezas. ¡ que bello es vivir! aH , Antonio y gracias por todo. es broma!!!