Esta especie tiene un nombre ingrávido y difuso. Su denominación más conocida, diente de león, es una metonimia por la planta en la que aparecen estas semillas aladas. Yo siempre las he conocido con el nombre de abuelos, y ahora descubro que es denominación valenciana, algo, por otra parte, muy frecuente para quien se ha criado en Teruel.
Pero m
ás exacto sería llamar vilanos a los filamentos.
En casi todas las webs en las que se habla de diente de león, siguiendo a Font Quer, se da por hecho que también se llama taraxacón o achicoria amarga; pero, un poco más abajo, don Pío dice que “cuando tiene el fruto ya hecho y los vilanos extendidos” se llama en castellano pelosilla, en metonimia de sentido inverso. Aunque también se llama almirón, cardeña y hocico de puerco, y entre las lenguas peninsulares hay nombres como bufa de lobo o lanuxe, según lo llamen por una u otra metonimia, o bien angelets en Cataluña o txuntxumelas en vasco, si es que sólo se refieren a la cabezuela con vilanos, que también se llaman gavilanes; y generalmente en plural, como refiriéndose a la flor cuando deja de serlo y no es más que una estela de bacterias desprendidas, con algo de espermatozoides rectilíneos, aunque reconozco que esta condición seminal no se la había visto hasta que Juan Carlos me mandó esta foto, bajo un cielo lechoso, con nubes como caldos de cultivo. Y también es verdad que si uno amplía la foto se ven esas como biznagas en la cabeza del filamento que quizá justifiquen el otro nombre de molinillo.
Lo interesante no es cómo llamarlo sino el hecho de que tenga tantos nombres y tan inexactos. Es como un concepto al que se le volasen las palabras con la primera brisa o soplido de amante, literalmente inaprensible, porque tocarlo (pronunciarlo) es convertirlo en incompleto, mellarlo, nombrar sólo una de sus peculiaridades. Y en cualquier caso, aunque sólo sea por razones geosóficas, prefiero seguir llamándolo abuelos, supongo que por lo cano y lo frágil de las semillas voladoras. Sí, si le estás cortando el pelo a un anciano en un día ventoso lo que sale por los aires es muy parecido al papus, que es el nombre científico de los abuelos.
Yo también lo he llamado siempre abuelo. Será por la magia que se desprende al cerrar los ojos, soplar y pedir un deseo... Queda como los cuentos que nos contaban de pequeños...
ResponderEliminarun saludo!
Es curioso los nombres tan locales con que se designa a muchas flores y plantas silvestres.
ResponderEliminarAparte del clásico ababol aragonés,citaré unos cuantos nombres,que fruto de este invierno y primavera tan lluviosos tanto abundan y colorean ahora los campos de Villarquemado y otros pueblos de la comarca.
"relojes" especie de agujas que se desprenden al madurarse la flor, como la de los abuelos,y se retuercen en forma de los surcos del tornillo.
"Panecicos" de dios, fruto de unas flores malvas con forma de botón diminuto.
"cenicillas" flores amarillas que acompañan a los ababoles en los sembrados.
cardunchos,escalambrujos, gatos, hojas de guardalobo.......
Saludos.
No lo conozco pero existe un Diccionario de nombres vernáculos de las plantas en España de Andrés Ceballos (1986)que promete ser muy interesante a este respecto.
ResponderEliminarMJ
Gracias a todos, por los nuevos nombres, las nuevas interpretaciones de los nombres y los diccionarios que lo aclaran todo. En realidad esto de los abuelos era el principio de un texto bastante más largo sobre flora de solar abandonado. Lo dejaremos para otra ocasión.
ResponderEliminarEn el pueblo (norte de Burgos) siempre los llamamos "abuelos". Por cierto, la foto es estupenda.
ResponderEliminarSaludos,
Javier
los dibujos geniales, aunque el tema de algunos me inquieta.
ResponderEliminarEl que semeja un estudio anatómico estupendo.
Pero, y la fotografía?