24.2.12
Interludio
De tanto traducir a Virgilio me he roto el brazo derecho por un par de sitios. Como escribir con un dedo de la mano izquierda resulta desesperante, me entretengo con páginas ajenas. Por ejemplo esta de Theron Humphrey, una gran idea que va más allá del hiperrealismo. A ver si se le ocurre a alguien ponerla en práctica en España. Pero así, sin el prejuicio temático de los reportajes.
18.2.12
War horse
Geórgicas, III, 179-208
Si te atrae la guerra y los fieros escuadrones
o dejarte rodar junto al pisano Alfeo
y en el bosque de Jove llevar carros que vuelan,
la primera faena del caballo es ver
las armas y los ánimos de quienes pelean
y soportar el ruido de un clarín de guerra
y aguantar la rueda que rechina al tirar della
y oír de los frenos, en las caballerizas,
el sonoro tintín; y entonces, más y más,
gozar de los piropos cariñosos del maestro
y amar ese sonido de palmadas en el cuello.
Que nada más salir del vientre
de la madre
se atreva ya con esto, y al
mismo tiempo
a los flojos cabestros arrime la
cabeza,
aunque esté indefenso y sea
asustadizo,
y aún no sepa nada de la vida.
En cambio,
con tres años cumplidos, en el cuarto estío,
menester es que empiece a practicar los giros,
y haga sonar los pasos a compás, y en curvo
movimiento vaya uno y otro brazo doblando
igual que al trabajar; que les eche entonces
carreras a los vientos y vuele desbocado
y apenas deje huella en la primera arena:
igual que un espeso aquilón se
levanta
allá por las regiones del norte
y disipa
las tormentas escitas y las
nubes de polvo,
y entonces altas mieses y campos
ondulantes
al más leve soplido se
estremecen, resuenan
las copas de los árboles, los
grandes oleajes
se estrellan en la costa; vuela
así el aquilón,
barriendo en su fuga los campos
de labranza
igual que las llanuras. Y a
partir de entonces,
sudará este caballo en su afán de ganar
las metas elideas y las más grandes pistas
y echará espuma sangrienta por la boca,
o mejor llevará carros belgas de guerra
con su cuello cimbreño. Déjalos que engorden
con sabroso forraje, una vez ya estén
domados;
no antes, porque mucho genio sacarán entonces
y no resistirán, cuando estén
sometidos,
el látigo flexible ni el bocado duro.
16.2.12
Entrenamiento de los novillos
Geórgicas, III, 157-178
Si ya están paridas, todos los
desvelos
van a los ternericos: hierros marcan
a fuego,
señalan las camadas, y se apartan
aquellos
que son para la cría o se llevan al
altar,
o son para labrar la tierra y
revolver
los terrones deshechos que erizan el
campo.
Que pasten los demás en verdes
herbazales:
Y tú, a los que críes para el
laboreo,
no dejes de enseñarlos ya desde
becerros,
de seguirlos domando mientras son
manejables,
en tanto que la edad es mudadiza.
Átales
al cuello un ronzal flojo de mimbre
muy delgada;
después, cuando los cuellos hasta
entonces libres
ya estén acostumbrados a la
esclavitud,
úncelos por parejas, atadas en
collera,
y obliga a los novillos a mantener el
paso;
y que lleven los carros vacíos a
menudo
y solo a flor de tierra dejen huella,
y luego
cruja resplandeciente, bajo el mucho
peso,
un buen eje de haya, y un timón de
bronce
tire del rodamiento. A esta juventud
indómita entretanto cortarás tú a
mano
no solamente yerba y ramas de sauce
ralas
y ovas de los pantanos, sino cebada
verde;
y no han de llenar las vacas recién
paridas
las cántaras de nieve, como era la
costumbre
de nuestros padres; antes consumirán
la ubre toda entera en sus dulces criaturas.
12.2.12
La letra de la ley
Todo el
espectáculo de la condena a Garzón parece que se basa en una cuestión
sintáctica. La frase de la discordia es el artículo 51.2 de la Ley Orgánica
General Penitenciaria, que dice así: “Las comunicaciones de los internos con el
Abogado defensor o con el Abogado expresamente llamado en relación con asuntos
penales y con los Procuradores que los representen, se celebrarán en
departamentos apropiados y no podrán ser suspendidas o intervenidas salvo por
orden de la autoridad judicial y en los supuestos de terrorismo”.
Aquí la
sentencia se basa en la palabra salvo,
que puede ser un adverbio (excepto) o
una preposición (a excepción de). Si la ley prevé dos circunstancias en las que las
comunicaciones podrán ser suspendidas o intervenidas, que no sea salvo por orden de la
autoridad judicial y que sea en los supuestos de terrorismo, no sé si se produciría
fraude de ley pero sí flagrante anacoluto, porque entonces diríamos:
no podrán ser suspendidas o intervenidas salvo por orden de
la autoridad judicial;
pero también
diríamos:
*no podrán ser suspendidas o intervenidas en los supuestos de terrorismo.
Es decir,
que la palabra salvo debe regir a los
dos complementos, no solo al primero:
1) no podrán ser suspendidas o intervenidas salvo por orden de la autoridad
judicial
2) no podrán ser suspendidas salvo en los supuestos de terrorismo
La cuestión
es si deben concurrir las dos circunstancias o solo una para que las
comunicaciones puedan ser suspendidas o intervenidas.
Cuando la
palabra salvo forma parte del nexo
que rige un verbo, la interpretación es siempre la misma, que incluye a los dos
sin excepción:
Los candidatos no podrán
presentarse salvo que traigan el DNI y sean mujeres
El árbol no podrá
crecer salvo que lo riegues y lo pongas en un sitio resguardado
El enfermo no
mejorará salvo que tome la medicación y no cometa excesos
En efecto,
si llevamos el DNI pero somos hombres, o ponemos el árbol a resguardo pero no
lo regamos, o nos tomamos las pastillas pero no dejamos el alpiste, ni nos
podremos presentar, ni el árbol crecerá, ni nosotros mejoraremos.
Pero el
ejemplo adecuado es con complementos, como en el artículo, no con subordinadas.
El candidato no podrá presentarse
salvo por orden de lista y en posesión del DNI
El árbol no podrá crecer salvo con
mucho riego y en lugares resguardados
El enfermo no mejorará salvo por
efecto de la medicina y con costumbres saludables
En los enunciados
anteriores hay un cierto grado de inferencia necesaria entre los complementos.
Pero en estos otros ya no:
No fijar carteles salvo por orden
gubernativa y durante las fiestas
La entrada será de pago salvo por
invitación y para menores de 12 años.
Aquí no crecen árboles salvo en
invernadero y de la especie de los matojos
En esos ejemplos ya no hay
inferencia lógica. Aunque no lo mande nadie, se podrán fijar carteles durante
las fiestas; aunque no los inviten, los menores de 12 años podrán entrar, y
aunque no tengamos invernadero, podremos criar matojos. De modo que la cuestión
es si entre los dos complementos del artículo de marras hay o no inferencia
necesaria. Si Garzón está en lo cierto, se podrán intervenir las comunicaciones
por orden judicial aunque no sea en
supuestos de terrorismo. Ahora bien, ¿se podrían intervenir las comunicaciones
en supuestos de terrorismo aunque no
hubiese orden del juez? Esa es la clave, lo que hace que pueda argumentarse
que la ‘y’ copulativa sea, además, restrictiva, sin necesidad del solamente que los textos legales emplean
con tanta profusión para evitar malentendidos. Eso argumentaría Garzón, que la
ausencia del solamente había creado
un malentendido, una duda interpretativa, un margen al in dubio pro reo. O quizá, quién sabe, el Tribunal sí ha entendido
que había una razonable duda sintáctica (de pura sintaxis, sin inferencias
lógicas), y por eso, en la duda, ha fallado a favor del reo, pero del otro reo,
el que ya estaba en la cárcel.