Geórgicas, IV, 219-227
Por señas como estas, según estos
ejemplos,
algunos afirmaron que una mente divina
asiste a las abejas, y que beben del
aire;
pues el dios va y viene por la tierra
entera
y por el ancho mar y por el hondo
cielo.
De aquí rebaños, bestias, hombres,
razas salvajes
y cualquier criatura sus vidas
delicadas
reciben al nacer; y a él vuelven
después,
por supuesto, y todo disuelto se
reintegra
y no hay lugar para la muerte: antes
vuelan
vivos entre estrellas y alturas celestiales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario