Con mucha seguridad hablaba yo de las dos o tres parejas de tórtolas turcas que viven en el jardín. Una vez que las lluvias han terminado de limpiar de hojas el chopo viejo, el que aguantó el incendio y ahora medio tronco es madera blanca sin corteza, descubro que se cuentan por docenas las tórtolas que se apostan al ponerse el sol. Muchas están en la misma rama, y aunque engaña la silueta negra recortada sobre el gris plomo del atardecer, parecen mirar todas a la vega, quizá el primer día en que no pueden ocultarse. Incluso comban el extremo con su peso, como si ese sitio fuera el que han usado desde la pasada primavera, y ahora está vacío. ¿Cómo percibe una paloma que ya no hay cobijo? ¿Por qué están todas ahí si ya nada las protege? Digo yo que cuando la noche se cierre volverán a emboscarse en los cipreses, cuya techumbre no desaparece de un día para otro. Muchas noches salgo a ver por qué ladran los perros y al pasar por los cipreses mi sombra o mis pasos las espantan, y se forma un estrépito de zumbidos, ese tupido aleteo de que habla Safó, aunque la mayoría no hacen más que cambiar de rama y seguir con su descanso.
Al parecer llegaron a la península hace escasamente medio siglo, son gregarias y viven donde hay de comer, en este caso la granja de más abajo. Se suelen posar en el alféizar de mi estudio y pasean curioseando de perfil, hasta que un leve movimiento de mano es suficiente para que emprendan otra vez el vuelo rumbo a las ramas altas del cerezo. Cae la tarde y la fila de tórtolas mantudas se cimbrea. Hace frío, meten la cabeza entre las alas, pero no les importa que el viento las zarandee. Seguramente una de ellas se ha quedado a contemplar el panorama y las demás esperan, o bien ya saben que esta es la hora de echarles grano a las gallinas. Antes de que ellas llegasen a estas tierras es posible que hubiera tórtolas comunes, con las que leo que se las tienen tiesas. Lo más probable es que, a partir de los años 70, desalojaran alguna especie autóctona. El chopo grande ya estaba y en sus ramas cantarían especies hoy desaparecidas. Las tórtolas no forman parte del pasado, lo mismo que yo.
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