25.3.20

La contagión, 10


Este virus es, sobre todo, una cuestión moral. Boris Johnson ha echado marcha atrás pero desde su punto de vista ha actuado como un genuino tory, es decir, por detrás del pueblo soberano. Cuando Johnson vio que la gente iba tomando por su cuenta las medidas que él no aplicaba, se decidió a dar la razón a la gente, de lo que sin duda no tardará en presumir, si es que después del sofocón su cinismo queda intacto.
Esto solo demuestra que en los liberales europeos todavía queda, ojalá, un rescoldo de moral más allá del provecho. En Estados Unidos no han perdido del todo la ingenuidad… ni el cinismo. Trump dijo ayer algo que los profesores de ética se habrán anotado en sus apuntes. Según él, no merece la pena parar la economía. “Vamos a salvar a los trabajadores”, dice, pero no del virus sino del suicidio. 
Detrás de un político barbarizado siempre hay un pueblo que lo vota. Lo importante no es Trump sino el hecho de que semejante mensaje pueda convencer a millones de personas. Solo hay dos alternativas: o son tontos (lo que queda descartado) o están jugando a fingir que siguen siendo buenos a pesar de que hayan decidido mandar al cuerno a sus enfermos. Y es lo que no entiendo. El presbiteriano de pro no consiente que el Estado quite a unos para darlo a otros. Para ellos eso de la justicia social es un simple robo. ¿Por qué no lo declaran como tal? ¿Por qué no, simplemente, dicen lo mismo que dijo Johnson hace unos días, que las cifras de víctimas serían poco menos que asumibles? 
Debe de ser muy incómodo justificar como si fuese bueno aquello que sabes que es malo. Todos sabemos que los Estados han decidido elegir entre la salud y la economía. Creo que Europa, a pesar de Johnson, ha elegido la salud, por más que ahora muchos políticos oportunistas acopien munición pidiendo más aislamiento para tapar sus propias vergüenzas, y muchos científicos se empeñen en seguir comparando esta catástrofe con la mortalidad anual por otras infecciones. Trump la compara con los accidentes de tráfico.
Imagino que en Inglaterra los brexiters estarán contrariados por el hecho de que el virus no es escrupulosamente darwiniano y hasta el príncipe de Gales puede caer. El hecho es que, otra vez, la gente ha empezado a arremangarse sin pensar en si son jóvenes o viejos. Es como si no se hubieran ido del todo.

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