21.2.07

Morapio


Diario de Teruel, 22/2/2007

Una lástima. Si llego a saber lo que se le venía encima a la ministra Salgado, dejo para hoy la glosa de Un enemigo del pueblo, porque no encuentro correlato más preciso que el asunto del vino. En este nuevo drama el científico es una ministra de Sanidad que avisa de que las neuronas de los adolescentes corren grave peligro, y el poder y el pueblo está representado por todos los que estos días escriben bernardinas (esas sí que son bernardinas) para mayor gloria del vino y befa y descrédito de la ministra.
La ministra insiste en que se trata un grave problema. Lo que ignora la ministra, me temo, es la dimensión de ese problema. El que un chaval menor de edad acuda cada dos por tres a su casa borracho perdido y lo tengan que atender las asistencias porque se pasa los fines de semana al borde del coma etílico no es un problema que se arregle tapando los anuncios de vino tinto. Los adolescentes han bebido siempre, yo también, por una cuestión antropológica cuyas raíces son también las que ayudan a conservar la especie y a disfrazar las secreciones hormonales de dramático romanticismo. Además, yo no he visto anunciado nunca en ningún sitio el vino que beben los adolescentes y los mendigos, ya sea el tetrabrik que huele a colodión y sienta como un tiro, ya sea ese gran hito de las relaciones trasatlánticas que es el calimocho. Esos adolescentes, con más o menos daños cerebrales, se harán alcohólicos o abstemios o moderados por razones que no tienen nada que ver con la publicidad sino con su amor propio y con su propia vida.
El problema es otro, y no sé yo cómo va a meterle mano la ministra. La progresiva infantilización de la ciudadanía lleva a que algunos adolescentes se comporten como niños que se beben una botella de salfumán en un descuido de la madre, y quien dice salfumán dice todos aquellos brebajes concebidos no para emborracharse sino para estar borracho, no para divertirse sino para caerse al suelo. El problema, entonces, está más en el escaso discernimiento de algunos adolescentes, incapaces de distinguir algo tan básico como el peligro, que en el garrafón que utilizan para machacarse los sesos.
La cuestión, en todo caso, sería quién debe enseñarles a distinguirlo. Tapar la publicidad es como esconder los condones, otra manera de no afrontar el asunto. Yo no sé si los chavales beben más o menos que antes, pero sí sé que muchos beben de una forma cada vez más agresiva y más estúpida. Y también que la agresividad y la estupidez no son competencia exclusiva del Ministerio de Sanidad.


2 comentarios:

  1. Escribo para darte la razón en todo y además aprovecho para recordar algo que a mí me tiene indignadísima: tengo 31 años y no puedo comprarme una cerveza, ni una botella de vino ni un bombón de licor a partir de las 10 de la noche en el Vips de abajo, ni en el Opencore de dos calles más allá. Y todo por una ley antibotellón que no sé si alguien se ha molestado en comprobar si funciona o no (yo ya digo que no, que ahora compran más y más pronto o en los chinos, pero si alguien da un dato más oficial tampoco vendría mal) y que además tiene otros daños colaterales como el hecho de que los menores de 18 años no puedan asistir a conciertos (estupidez monumental que además provoca pérdidas económicas intentando arreglar el asunto con subvenciones a garitos que hacen conciertos light con audiencias de 4 personas a las 2 de la tarde, vease sala Moby Dick).
    Yo sólo digo que si me cuentan hace 10 años que la cosa iba a estar así ahora, no me lo creo ni borracha de todo aquello que bebía y que jamás vi anunciado.

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  2. Anónimo3:52 p. m.

    Estoy totalmente de acuerdo con este tema que has podido profundizar ,pues opino del mismo modo ¿porque los adolescentes beben?por creerse importantes ,o quizás es tan solo una forma de divertirse.Yo creo sinceramente que beben por necesidad ,piensan que si no lo hacen pueden llegar a descriminarles o pueden aburrirse.
    Es una manera estúpida de querer llegar a morir antés de que te llege la hora ,no creo que tengan ni un poco de madured ni sensated en su mente .Yo misma tengo 19 años ,como puedes ver ,también soy adolescente,pero soy mucho mas madura que cualquier persona que piense que beber es divertido para terminar tirado por los suelos sin pensar que tus padres no podrán vivir tranquilos.

    Por cierto ,Castellote enhorabuena por estos comentarios y por tu libro.

    De una ex alumna tuya un beso

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