Decía esta mañana la BBC que al presidente chino, Xi Jin Ping, no se le vio el pelo por ninguna parte mientras los números de la epidemia crecían y los muertos se acumulaban en las morgues, pero que, cuando la contagión empezó a estar controlada, salió de su escondite para dar besos y abrazos virtuales a sus agradecidos compatriotas. Lo curioso es que lo diga la BBC, porque Boris Johnson está haciendo algo parecido. Por más que las imágenes presenten a un ciudadano estragado por la enfermedad, con las carnes fofas y los ojos de perro pachón, no deja de ser un poco raro eso de que haya estado al borde de la muerte pero no haya sido necesario intubarlo con respiración asistida. Aquí hemos sabido que pasó de ir a las cinco primeras reuniones del comité de emergencia, y que le importaba más emular a Churchill pasando en el campo los fines de semana en plena guerra que ponerse al mando de inmediato, aunque todavía tuviera la cara de ciruela pasa que se le ha quedado al bueno de Fernando Simón. E incluso ahora que Johnson se está recuperando en Chequers, la residencia campestre oficial, es llamativo que no diga ni pío, como si emular a Churchill implicase prescindir de los adelantos tecnológicos posteriores a su defunción. Mientras tanto, el secretario de estado Dominic Raab está comiéndose el marrón, y aun así The Guardian le afeaba el otro día que hubiera dejado al frente al ministro de Sanidad y no diera explicaciones a menudo.
Claro que, fieles al humor que no van a perder, los comentarios a la noticia se preguntaban qué es mejor, un primer ministro desaparecido como Johnson o un estomagantemente ubicuo Donald Trump, que de momento ya se ha pedido a sí mismo pasta pública para sus negocios privados mientras agita la bandera inmoral del It’s my choice, la pancarta más miserable que uno haya visto nunca. En todo caso, y como aquí todo se soluciona con dinero, el gobierno británico está regando de millones a los buscadores de vacunas mientras, eso sí, los sanitarios van a terminar yendo a trabajar con bolsas de basura. Más les valía investigar lo que han descubierto los franceses, que la nicotina podría proteger del Covid 19 del mismo modo que protege a los geranios del pulgón. Y eso que no se ponen a investigar la cerveza, que seguro que socarra los virus y lo que sea menester.
El confinamiento es mucho mejor leyéndote. Muchas gracias.
ResponderEliminarGracias a ti, pelegrino, que sigo tus pasos.
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