9.6.05

Marihuana

Vivimos en una sociedad donde las personas que, en opinión de los facultativos, no deberían tener acceso a los narcóticos gozan aparentemente de un ilimitado acceso (ilegal) a ellos, mientras las personas que, en opinión de los facultativos, sufren la necesidad más urgente de narcóticos tienen escaso o nulo acceso". Esto lo escribió el psiquiatra Thomas Szasz hace trece años, y esta semana hemos sabido que en Estados Unidos ha sido declarado ilegal el uso de la marihuana por motivos terapéuticos, es decir, que quien quiera consumirla puede acercarse con disimulo al camello más próximo, pero si uno está hospitalizado y necesita calmar los desagradables efectos secundarios de la terapia tiene que aguantarse o recurrir a productos químicos.

Thomas Szasz, aunque no lo parezca, es un liberal ortodoxo: todos nacemos con las mismas oportunidades y asumimos los mismos riesgos. Los planes de demolición de la seguridad social norteamericana son un ejemplo muy claro y sencillo. La pavorosa barra libre de armas decretada en Florida es otro caso muy transparente. Lo lógico, en pura lógica liberal, sería entonces que el acceso de estos enfermos a las drogas fuese libre: opción libre con riesgo libre, como en todo lo demás.
Pero de pronto –lobbies farmacéuticos aparte– aparece la moral, la decisión caprichosa sobre el derecho de un individuo a su propio cuerpo, una actitud rigurosamente antiliberal y antiprogresista. Una actitud, en cambio, rigurosamente conservadora: usted, parecen decirle, es el más libre del planeta pero hay determinadas cosas que a mí no me da la gana que haga; no puede calmar su malestar con marihuana, y no porque esté contraindicado por los médicos que tratan de curarle, que no lo está, sino porque a mí no me da la gana. Ese debe de ser el argumento: uno puede ponerse hasta las cachas de orfidales pero si se fuma un porro lo meten en la cárcel; puede beberse hasta el agua del florero y agarrar unas pítimas escandalosas pero si reúne un poco de marihuana porque piensa que sufrir no es obligatorio lo pueden empapelar en nombre de la libertad.

4 comentarios:

  1. Anónimo5:24 p. m.

    hola .desde mi libertad creo que vivimos en un mundo liberal ortodoxo, pero dependiendo del lugar de cada libertad las opciones son + o ++ arriesgadas.
    un ejemplo de moral empapelada (no se si llego a ser presentada en formato papel)el caso "libertad duradeeeeeeeeeeraaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa..." no recuerdo bien como nuestro ex-jefe oyo y escucho este berrido,tan cercano en nuestro espacio-tiempo, pero supongo que valoraria las oportunidades de hacer una españa grande, rica y liberal ( a modelo usa)y despues lo contrastaria con los riesgos que en su vida rica le depararia aquella decision. esto supuso una actitud rigurosamente antiliberal y antiprogresista, e incluso fascista ya que la decisión caprichosa sobre el derecho de un individuo a su propio cuerpo fue impuesta por una moral ajena a su propia cabeza. nuestro ex estara maquinando su nueva apuesta tranquilo en su yate sin imaginar los riesgos reales (salud mental)que viven personas que estuvieron a su servicio para conseguir su sangrante objetivo;es esto lo que hace pensar que en el mundo que nos ha tocado hay que asumir y razonar las decisiones adquiridas por uno mismo.
    los riesgos que asumiriamos (desde mi punto de vista) al ofrecer marihuana en las puertas de los hospitales se asimilarian a las vejaciones, golpes, etc... que reciben por parte de la sociedad las prostitutas (por otro lado, la sombra, tan adoradas y embadurnadas de lenceria fina,fina).
    me reencuentro con mi libertad y creo que asumire el riesgo del autocultivo con multiples fines.
    sin mas que contar,se despide
    mariano bayo

    PD:disculpen la ortografia, el teclado no esta bien configurado y me volveria loco

    SALUDOS

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  2. Mariano Bayo es el seudónimo que utilicé hace veinte años, cuando me carteaba con un tal Elías Paniagua, en las páginas del DDT. Curiosa coincidencia (¿o no?). En todo caso, no entiendo la relación entre la marihuana y las vejaciones sociales a las prostitutas. Le recomiendo, en fin, don Mariano, la lectura de 'La secta del perro', una colección de textos cínicos donde se demuestra que la pura libertad y la pura verdad van necesaria y peligrosamente unidas.

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  3. Anónimo12:11 p. m.

    "sin mas que contar,se despide
    mariano bayo"

    ¿Papá? ¿Abuelo?
    Sino te llamas como mi padre y mi abuelo...

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  4. Anónimo4:52 a. m.

    Pero cuantos Mariano bayo hay?? Te llamas igual que mi hermano, mi padre y mi abuelo, y no tengo nada que ver con la persona anterior.
    Marisa bayo

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