14.5.08

PASIÓN DE LONGINOS


Cuelgo aquí los textos que dijo José Luis Esteban en el documental Cajas destempladas, de José Miguel Iranzo.
1.

El tambor es más antiguo que el silbido
El tambor es de la época del grito
El tambor es tormenta del cielo
El tambor es el coraje del soldado
El tambor es el llanto en la noche
El tambor es la llegada de la primavera
El tambor es el cadalso
El tambor son las entrañas y los huesos
El tambor es el final, y es el principio


2.

Por primavera, cuando en las montañas blancas
el hielo se derrite y la gleba reseca
se deshace con el viento, entonces empiece
el toro a gemir con el aladro bien hundido
y en el surco a brillar la desgastada reja.

3.

Mi tarea no era más que custodiar a un reo,
echar fuera del camino a los que se arrastraban
y asomaban entre el resplandor de las antorchas
y pedían milagros, o insultaban.
Era mi trabajo proteger al reo de los llantos,
Callar su cuerpo, si el alma le dejaba de latir,
hundir el hierro en ese cuerpo ya vacío,
y que ningún dolor fuera testigo de mi voz.
Allá en el monte iluminado por las velas,
mi obligación era el consuelo de la muerte.
De tantos ojos encendidos que me vieron,
de tantos bombos que atronaron en la noche,
Ninguno se apiadó de mi destino.


4.

Soy Longinos el que le clavó
Soy Longinos el que le clavó
Soy Longinos el que le clavó en el costado a Jesús una lanza en la cruz

A Jesús una lanza en la cruz
A Jesús una lanza en la cruz
A Jesús una lanza en la cruz cuando todos gemían y del corazón

Gemían y del corazón
Gemían y del corazón
Gemían y del corazón le manaba la sangre y el agua al Señor

La sangre y el agua al Señor
La sangre y el agua al Señor
La sangre y el agua al Señor que bañaron mi mano de ciega traición

Mi mano de ciega traición
Mi mano de ciega traición
Mi mano de ciega traición todavía vivía y la herida latió

Vivía y la herida latió
Vivía y la herida latió
Vivía y la herida latió y como fuente manaba el aguá del perdón

Manaba el aguá del perdón
Manaba el aguá del perdón
Manaba el aguá del perdón y lloraba la sangre que me hace sufrir

La sangre que me hace sufrir
La sangre que me hace sufrir
La sangre que me hace sufrir en la tumba de hierro que no ve la luz

De hierro que no ve la luz
De hierro que no ve la luz
De hierro que no ve la luz es la culpa que arrastro por verlo morir

Que arrastro por verlo morir
Que arrastro por verlo morir
De hierro que no ve la luz es la culpa que arrastro por verlo morir


5.

La plaza llena como ayer, igual que mañana.
La plaza llena como cuando eran niños.
En esta plaza seré joven, piensan, o aquí fui viejo.
Los mismos hábitos morados. Esta inquietud.
Nunca tocarán el tambor si no es en primavera,
sólo ahora ven el pueblo donde siempre viven,
mientras acarician los palillos, como siempre,
y ven pasar los bombos, la sangre, los amigos,
y ven lo mismo que vieron, lo mismo que verán.
El tiempo es el silencio roto por los pájaros,
presienten la emoción, viven el sueño y la nostalgia,
viven y sienten los preparativos del estruendo.


6.

Tocan los palillos en el borde de la caja,
y es como el sonido de los huesos

Tocan los bombos secos, lentos,
y marcan los pasos del ajusticiado

Tocan las cajas destempladas
como gritan las viudas o como rompen a llorar los huérfanos

Toca el tambor la imagen de la muerte
y su ritmo repetido nos despierta, nos recuerda, nos consuela.


7.

Pies desnudos, caras tapadas
entre guardias que custodian al cadáver.
Y las mujeres, con sus velos
con sus pies desnudos las mujeres
rezaban y su rezo era un murmullo
de tambores que retumban a lo lejos.
Así late, en el silencio, un corazón cansado.
Así suena la vida que nos deja un muerto


8.

¿Y cómo voy a pedir perdón si he nacido entre la ruina?
¿A qué viene todo este teatro, estos muros tristes, y tan bellos?
No, no soy digno de pedir perdón
Nadie lava mis manos.
Ningún consuelo ha de purificarme
No, no necesito perdón
Estas piedras no necesitan perdón
He nacido en el teatro de la ruina, aquí mi alma se purifica
Mi voz lleva siglos clamando por un hombre nuevo,
El que lucha por no pedir perdón
Sólo soy sincero cuando hago este teatro
Estaré toda la eternidad haciendo este teatro
Hasta que comprendáis lo que os quiero decir
¿Y si nadie lavase vuestras manos?
¿Y si fueseis sólo ruina y nadie lavase nunca vuestras manos?
¿Os las mancharíais? Decidme, ¿os las mancharíais?


9.

¿Cómo explicas lo que claramente han dicho los tambores?
No, amigo, la tierra no se purifica con palabras.
La tierra es golpe repetido, estación que se sucede.
La tierra es letanía, el trabajo es letanía
La vida entera es un danzar de ojos cerrados.
Lejos queda el pensamiento,
pero queda el corazón,
los golpes repetidos en el corazón,
los golpes repetidos de la azada y de los pájaros,
el llanto repetido de los niños,
la sonrisa repetida de los jóvenes,
el suspiro repetido de los viejos.
Corazón repetido que nos libra de nosotros
para encontrarse con nosotros, y decirnos
lo que no quiere decir el pensamiento.


10.

“Y, creyendo que ya estaba muerto,
un guardia le atravesó el costado,
y después lo vio suspirar.
El cielo tembló entonces
y estallaron sus terroríficas detonaciones,
y los truenos estremecieron la tierra…”

¿Esto es todo? ¿No había nada más que decir?
Oh, no. No fue solo eso.
Yo le clavé la lanza, sí,
el soldado Longinos le clavó la lanza,
estaba escrito que se la clavase.
Pero ¿y después?
Yo diré lo que pasó después.

Por que esos truenos estremecieron los huesos del soldado,
que temblaron de pavor.
Estremecieron esos truenos el vientre del soldado,
que sintió el vacío de la muerte.
Estremecieron el corazón del soldado, latían los truenos en su alma.
Y el soldado lo vio morir en la cruz y estallaban los truenos en su alma,
y sentía frágiles los huesos,
y un llanto eterno crecía en sus entrañas.


11.

Soy un verdugo vestido de hierro
que pasea entre las máscaras moradas.
Escucho respirar sus bocas de fantasma,
siento que me miran con los huecos de los ojos.

Rozan sus hábitos con mi armadura,
Su limpia seda, su áspera estameña,
los lienzos blancos de las madres
y los niños que se pierden en el duelo.

Me miran las mujeres vestidas de negro
que cargan el peso de un llanto sereno.
Me miran, todas me miran,
como se mira en un entierro al asesino.



12.

Sube la sangre con tantos tambores que suenan al mismo compás
Cientos de niños se queman los dedos de tanto tocar el tambor
Ruge la tierra y los bueyes destripan la pulpa que habrá de crecer
Flores de lluvia que rompen sus tallos y miran la vida salir
Cuántos tambores me arrancan el sueño que nunca he querido vivir
Esta armadura de hierro florece del agua que riega la paz
Rompo las bridas de un gran sentimiento y las rosas escapan de mí
Clavo la entraña del último vuelo que ven las campanas marchar
Suenan los huesos y sueña la tierra y me escuchan las horas gemir
Gente que ríe y sus hábitos brillan al son que calienta la luz
Todas las horas me esperan metidas en este sufrido temblor
Brote la vida y la sangre se encienda en latidos del más loco amor.


13.

El tambor es el momento
El tambor es cuero limpio
El tambor es sangre cuajada
El tambor es un dulce dolor
El tambor es la emoción y es el silencio
El tambor es el crujir del viento en los olivos
El tambor es rito antiguo, y culto moderno
El tambor es el final, y es el principio

2 comentarios:

  1. Anónimo8:10 p. m.

    un poema ¿conmovedor?... mas bien estremecedor. Pero con ritmo.
    Un rap que te repercute en los huesos.
    Me ha dejado estremecido, conmovido y percutido. Gracias

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  2. El director del documental también se empeña en llamarlo poema. Muchas gracias por leerlo.

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