16.3.20

La contagión, 1



El día salió raro. Después de toda la noche lloviendo, a mediodía cayeron copos de nieve sobre las flores blancas de los cerezos. De que esta noche no hiele depende que en junio haya cerezas del terreno, más bien de que no hiele más hasta el verano, lo cual sugiere una curiosa coincidencia: también queremos que la contagión no azote más hasta el verano, cuando las cerezas y nosotros estaremos a salvo, al menos por esta temporada.
Me llama la atención, después del estruendoso inicio del silencio, que los medios traten a los ciudadanos como a enfermos, no por el contagio sino por tener que quedarse en su casa. He leído los consejos que daba un marino mercante, con más seguimiento y retuiteo que los del batallón de psicólogos que se han desplegado por todas las vías de fibra óptica. El marinero dice cosas normales y corrientes que son extraordinarias porque da la sensación de que sean útiles: que estés entretenido, que sigas una rutina y que hables con los familiares y amigos. No sé si se necesita un máster en conductismo o haber pescado en el mar del Norte para darse cuenta de semejante fenómeno natural. Y tampoco creo que todo el mundo esté desesperado por no salir de casa. Más bien es lo que se espera de la gente, que se suba por las paredes, gaste mal genio y pase las horas rumiando en la tele o en internet pienso de mala calidad. Aunque también da que pensar el hecho de que esta situación (no salir de casa en varios días) sea algo que muchos ciudadanos no solo no suelen experimentar sino que no lo han vivido nunca. Sonríe incrédulo el ejército de sedentarios silenciosos, gente que no necesita más que un libro, un disco o una bicicleta para pasar el tiempo. O ni siquiera eso. Entre las grandes virtudes que se contaban del gran héroe Miguel Induráin, me llamaba la atención que fuera capaz de estar tres horas seguidas mirando el mismo paisaje. Es decir, me sorprendía que eso fuera un gran logro, incluso para quienes pasan incluso más horas mirando una nube y tomando el sol.
Tenemos mala fama. Todo el mundo piensa que vamos a volvernos locos. Hay periodistas que ya ensayan las crónicas de lo que va a pasar. Yo soy moderadamente optimista. No pierdo la esperanza de que le vayamos cogiendo el gusto.

3 comentarios:

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.