4.2.09

Cercanía

“José Antonio Labordeta es la personalidad aragonesa más importante de los últimos 30 años”, dice Eloy Fernández Clemente en el espléndido documental que se estrena el próximo sábado en el Cine Maravillas. Quizá sea la única frase grandilocuente de todo el sosegado, diáfano, cercano trabajo de José Miguel Iranzo sobre un guión de Joaquín Carbonell. Pero da la sensación de que el documental ratifica ese maximalismo raro, y no en el sentido de que Labordeta se haya labrado suficientes méritos de todos conocidos, sino porque está bien que la imagen de un aragonés sea esa: áspero y cordial, seco y generoso, capaz de aplicar la sorna a los demás porque sabe aplicársela a sí mismo, individualista y tolerante, directo y respetuoso, con ese rajo que nace de la propia timidez y que redunda en eso tan vidrioso que se ha dado en llamar nobleza, y que yo prefiero llamar naturalidad.
Labordeta impuso la estética de la tradición por encima de la estética tradicional. La boina podía ponerse en más posiciones que la encasquetada de la tierra pobre y la ladeada de las almas requetés. Estaba también la boina de ala, la txapela, la boina Che, incluso la boina parisina de Brassens. Por todas esas boinas, con la mirada del que está muy concentrado en escuchar, va transitando el documental de Iranzo entre recuerdos concretos, momentos narrables, materia de conversación. No hay lugar a la pompa ni al lloriqueo en el hablar tranquilo de Labordeta. Muchos nos hemos ido creando una imagen suya biselada, envenenada por el desdén hacia las hagiografías. Antes de ver este documental, una columna mía sobre Labordeta no habría podido evitar un cierto desapego. Ahora la sensación es la de haber estado con él, haber oído a un hombre que descansa. Pero Iranzo nos muestra entrevistas viejas en las que sin embargo el tono es el mismo, o sea que no es la sabiduría del invierno, sino una forma de ser.
Hay momentos muy emocionantes en este documental. Y muy pocos, por lo que a mí respecta, tienen que ver con la nostalgia sino con esa caligrafía de rara fluidez, nítida y profunda con que Iranzo nos los escucha. No sé si a Labordeta lo han retratado así alguna vez ni si alguna de sus casi demasiadas apariciones públicas estaba tan perfumada de coherencia. No sé si alguien lo había mirado con tanta verdad.


Diario de Teruel, 5 de febrero de 2009

5 comentarios:

  1. No sé si es una de esas personalidades más importontes de estos últimos 30años, pero se echa a faltar su voz, en la escena pública, y mucho...Hasta parece que Aragón haya enmudecido aún más, si cabe...Merecido homenaje el que le haces con este artículo, Antonio.

    Un abrazo

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  2. Anónimo8:47 p. m.

    También como vosotros dos reconozco los méritos del "Abuelo". En una de sus últimas barderas, un antiguo colaborador del Diario de Teruel no pensaba como nosotros y denostaba a nuestro hombre.La réplica de Evaristo a ese comentario creo que dio lugar a una polémica que trajo consigo el abandono de las barderas dominicales. Aunque de ideologia distinta a la mía,pienso que fue una lástima que desapareciera del Diario provincial uno de los pocos buenos comunicadores y amantes de la provincia.
    Saludos

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  3. Yo recuerdo a Labordeta hace más de 20 años cantando (a voces) en Madrid "te devuelvo el DNI, te devuelvo el DNI...", emocionándonos a todos, cuando era más fácil emocionarnos.
    El tío parecía un bloque de cemento.
    Un saludo.

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  4. Sin duda, se le echa de menos...

    Y a mi sí me gustaba "un pais en la mochila"...

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  5. 'Un país en la mochila' estaba muy bien. Era heredero de un programa de TV muy antiguo que si no recuerdo mal se llamaba 'Raíces', de los tiempos de la UHF, una especie de antropología de mesa camilla. Caro Baroja grabó programas con ese mismo toque terso y cercano. Y también formaba parte de la tradición carpetovetónica de Cela, claro. De hecho, Labordeta era uno de los dos vagabundos de la serie de TV que adaptó Del Miño al Bidasoa. De todas formas, esa actitud cercana pero no impostada con la gente de los pueblos es muy de aquellas tierras, como diría él.
    Cómo se reescriben las cosas, Luz tenue. Creo que ahora estamos en mejores condiciones que hace, por ejemplo, diez años para considerar momentos como el del DNI. Los oportunistas se han esfumado, se han hecho socios honorarios de la SGAE o graban duetos ajenos. Hay algunos otros, dos o tres, que siguen sin darnos motivos para que los despreciemos. Y Labordeta es uno de ellos.
    Al anónimo que habla de Lázaro Polo le diría que a mí también me parece un buen escritor, aparte de una especie peculiar en la fauna conservadora, uno de los pocos que apetecía leer al margen de sus opiniones. De rifirrafes como aquellos yo suelo abstenerme.
    Pues sí, Luis Antonio, habría que ver qué otra representación podemos pasear por ahí con tantos matices. A mí ahora no se me ocurre ninguna.
    Gracias a todos.

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