17.12.08

Termita

No sabía yo que “las termitas suelen tener sus nidos en las raíces profundas de árboles viejos que no fueron extraídas en el momento del corte de los troncos”, según leí en la información sobre la plaga que devora Villafranca del Campo. Hermosa metáfora. Incluso puede suceder que las termitas nacidas en la raíz de un árbol cortado se coman la viga que sacaron del tronco para el techo de un pajar. El caso es que Villafranca está en perdición. Un barrio entero carcomido, el sonido de la ruina por las noches, esas microrroturas de los maderos que van del crujido de solo un par de notas al derrumbamiento de los cañizos y el picor extraño que te entra cuando ves en el aparador un agujero de carcoma. Menos mal que hace mucho frío, y por lo menos se quedarán metidas en sus cuarteles de serrín, antes de que afloje el temporal y salgan al ataque de las otras casas del pueblo. Para cualquier nevada llaman al ejército y en Villafranca tendrán que asistir a un espectáculo desolador, y ya no me refiero a las termitas, que son, como decía el artículo, insectos sociales, sino a las puertas podridas, a las camas atacadas por los bichos, que suelen ser la señal del abandono, el principio de la nada. ¿Y si llegan las termitas a los bancos de la iglesia? ¿Y si se cuelan en el salón de plenos? Los vecinos tendrían la desasosegante sensación de seguir en el pueblo cuando el pueblo ya se está comportando como si todo el mundo se hubiera ido.
No puede ser que el Gobierno de Aragón o la Diputación Provincial o la Comarca del Jiloca o la Consejería de la Carcoma no tomen cartas en el asunto. Un pueblo con osteoporosis y sin derecho a la Seguridad Social maderera es un intolerable síntoma de tercermundismo, máxime teniendo en cuenta los agravios de otros pueblos que presumen de ser más bellos. Esa discriminación por razones estéticas está ya a un paso del feudalismo. Por muy hermosa que sea la venganza de los troncos, no debe de dar nada de gusto vivir entre maderas con vida propia. Eso sí, a ver si es posible que encarguen la fumigación a unos técnicos algo más solventes que los que pusieron las luminarias en la Plaza del Torico, porque de lo contrario nos van a salir los termes a todos por las orejas. Esto va a ser la marabunta.

Diario de Teruel, 18 de diciembre de 2008

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