15.5.10

Embajadores de Buñuel

Creo que hoy se rinde en el Festival de Cannes un homenaje a Luis Buñuel. El periódico informaba de que cineastas como Álex de la Iglesia, Isabel Coixet, Pedro Almodóvar o Fernando Trueba iban a representar al cine español. Lo primero que me pregunté es qué tienen estos cuatro directores que pueda decirse que deben a Buñuel. O qué tiene, en general, el cine español que le venga de la parte de Calanda.

Álex de la Iglesia sí tiene esa mezcla buñuelesca de lo grueso y lo pudoroso. Sin el pudor de Buñuel, por ejemplo, las perversiones de Belle de jour no serían tan divertidas. Sin el pudor de De la Iglesia, muchas escenas de La comunidad, para mi gusto su mejor película, tampoco lo serían. El absurdo aborregamiento de la gente que tan bien pintaba Buñuel se cuece también en las angosturas de esa película, y un cierto sentido del humor que se suele calificar de sorna, mejor que retranca. Consiste en una facilidad extraordinaria para resumir las cosas en su más absurda literalidad. Y esto también tiene buena mano Almodóvar para conseguirlo, al menos cuando ha pisado terrenos parecidos a los de Buñuel, por ejemplo en Qué he hecho yo para merecer esto, de entre todas las suyas quizá mi favorita. Cuánto echo de menos que Almodóvar no se permita el lujo, y puede perfectamente, de rodar una película con cuatro perras, o con un presupuesto proporcional al que entonces utilizó. Buñuel decía que el secreto de su libertad estaba en tener poco dinero para sus películas. Además de un buen ejemplo de resumen literal, de sorna, es toda una declaración poética.

Los otros dos cineastas, Coixet y Trueba, creo que no entienden a Buñuel ni tienen ganas de entenderlo. Hay caracteres incompatibles, sentidos del humor que son como idiomas de diferente origen. Cualquiera de los dos alabará interminablemente a Buñuel, pero lo cierto es que el vínculo de Trueba con Buñuel, Rafael Azcona, es indirecto, y que sus películas siempre se derriten en una emotividad estereotipada o en una especie de falso experimentalismo, pomposo y gratuito. En cuanto a Coixet, no creo que la película aquella de la plataforma petrolífera pueda considerarse en modo alguno buñuelesca. Además, Lars von Trier y Buñuel tampoco creo que tengan mucho que ver.

En cuanto al cine español en general, no son buenos tiempos para Luis Buñuel, esa es la verdad. En los 90 veías imitadores de Tarantino que en realidad estaban rodando como el Calandino. Me acuerdo ahora de las películas de La cuadrilla, que yo creo que estaban más del lado de Buñuel que del de Rafael Azcona. Pero es que los noventa fueron muy Buñuel. En estos anodinos principios de siglo, sin embargo, lo poco que he visto que me lo recuerde quizá sea parte de la obra de Fernando León, la menos panfletaria, la que va buscando los choques hermosos y absurdos de la realidad.

Pero todo eso es muy poco. Por muy exhaustivos que nos pusiésemos, en poco rato dejarían de ocurrírsenos comparaciones. Es difícil penetrar en ese punto de vista. No sé si hay que comprenderlo o se necesita tenerlo, no sé si es una enseñanza o una disposición del carácter. No sólo es la literalidad más bruta, sino también su contrapunto tierno y crudo, honesto y subversivo. Y algo que quizá le viniera de las vanguardias, pero que cabe en cualquier época: su resistencia a seguir la senda estricta de un guión, de no reinterpretarlo constantemente, jugar con su perspectiva, distanciarlo hasta que fuera presa de su silencioso humor. Es decir, ajustar la cámara a las intenciones, pero no intervenir.

4 comentarios:

  1. Quizás el trabajo de un licenciado en filología española como Albert Serra, sobre todo Honor de cavalleria (2006)pudiera seguir la senda literaria y surrealista, bruta y tierna, visionaria y ancestral del director aragonés. Beatriz.

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  2. Gracias, Beatriz.No sé qué tienen las adaptaciones del Quijote que siempre llevan a sus directores (y a sus actores) al extremo de su profesión. Le seguiremos la pista.

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  3. Coincido plenamente con tu análisis. ¡Pobre Buñuel, tan nombrado y tan poco comprendido! "¡Ni ganas!" diría él. Ironía o sorna turolense, mejor que retranca, sin duda. Eso lo captas muy bien. Y no todos lo hacen, ni siquiere muchos turolenses. Hoy tenemos un ciclo de cine de las vanguradias, fundamentalmente surrealista, aquí en Huesca. No hay nada más moderno que esas películas en las carteleras españolas ;-)

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  4. Me encanta tu blog, acabo de descubrirlo por casualidad.
    Felicidades

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