16.10.06

Apuesta


Cuando me enteré de que habían contratado a Pombo para el premio Planeta me llevé una alegría, primero porque soy un fan, y luego porque me intriga saber cómo caerá un peso pesado como Pombo en las frágiles estanterías de los clientes de Planeta. He leído en el periódico de la mañana que la apuesta de la editorial es considerable porque cada vez que contratan a un escritor bueno no amortizan la inversión. Y Pombo es muy bueno.
Pero es tan bueno que seguro que se lo ha tomado como lo que es y ha pensado, porque sabe hacerlo, en el público lector. Conjeturemos un poco con los datos.
El título es La fortuna de Mathilda Turpin. A Pombo le gustan los nombres significativos. ¡Ojalá sea un recuerdo a Mathilde de La Mole, a quien aún le debo una bernardina! Pero Turpin, nombre de bandolero inglés, es una clave que nos acerca más al Pombo que se fotografiaba con la bandera pirata, el de Aparición del eterno femenino, una joya que todavía me deslumbra. O con la destarifada protagonista de Una ventana al norte. O con la madre de Quirós en Los delitos insignificantes. El hecho de que la acción suceda en Santander, no obstante, apunta más a la Violeta de Donde las mujeres, una Violeta casada, envejecida.
Pero se ha sabido que Mathilda es un ama de casa que vive con un catedrático de filosofía y se dedica a los negocios. Estos dos personajes ya salieron en El metro, cómo no, y sobre todo en la novela por la que yo apuesto como modelo de la que ganó el Planeta, la Telepena de Celia Cecilia Villalobos, una señora oral, demasiado oral, que le dio para uno de esos juegos literarios que alterna entre plato y plato. El último plato ha sido Contranatura, potente y de lenta digestión, así que ahora le toca una perla de pocas páginas, llena de mujeres un poco locatis y de hombres que se atormentan tratando de llamar a las cosas por su nombre.El dato que peor llevo es que la protagonista se muere de cáncer, porque implica que no está narrada en primera persona. Eso le da cierta ventaja al lirismo filosófico frente a la charreta de mesa camilla, que yo creo que es lo que vendría bien al Planeta para sanearlo un poco y pescar lectores de ocasión. Pombo dijo que no sabía si hacía bien diciendo que la protagonista muere. Me pregunto qué habrá pensado el editor, porque el premio Planeta es un regalo que también se hace a los enfermos, el sector clínico es importantísimo para rentabilizar la inversión. Pero también es verdad que la enfermedad y la muerte suelen ser, entre la gente que no lee a menudo, una garantía de éxito. Veremos.

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