13.3.24

Hinojo

Cuaderno de invierno, 84


De par de mañana hemos rascado el hielo en las lunas de la furgoneta cuando íbamos a por provisiones. El hielo había blanqueado los matojos y hasta que la calefacción se ha puesto en marcha íbamos encogidos y frotándonos las manos. En otros tiempos habríamos llenado los serones del tardi aselli con espinacas y coliflores, y unos hinojos que han aguantado bien el invierno, igual que los pulcros apios y las matas de fresas, o algunos ajos tiernos que vender en el mercado. Así hemos ido al centro comercial de las afueras a proveernos de lo más indispensable.
A mediodía, sin embargo, un solazo anticiclónico se había apoderado del cielo. Los perros recargaban tumbados las calorías y aquello ya no era sol de invierno que estremece la piel con sus irradiaciones. A esas horas ya sobraba la chaqueta. De manera que por la tarde nos hemos dedicado al riego en vez de a la quema, al agua en vez de al fuego, que es otro de los síntomas de que el invierno se termina, y nos hemos dado un paseo por el camino de Valdeavellano, el primero de la temporada, porque suele tener como objetivo ver qué tal andan los huertos de dos vecinos, buenos hortelanos, cuyos usos y costumbres me sirven de modelo. Uno de ellos aún no ha empezado a plantar, ni siquiera los ajos. Mal asunto, será que está algo flojo, o que prefiere dedicarse solo a los tomates. Pero el otro ya tiene los ajos crecidos y las cebollas bien tiesas, y todavía sigue recogiendo de un corro de espinacas. Me he fijado en que este año ha encalado los troncos de los manzanos, para que no se le suban los bichos, digo yo.

El sonido de la tarde eran los varios motocultores que pedorreaban por la vega. Con el anticiclón los rotovátores abandonan sus guaridas, supongo que para castrar la tierra con el hielo de las mañanas, porque ya me dijo el hortelano de los troncos blancos que aquí, salvo los ajos y las cebollas, plantar antes del 3 de mayo es tontería. Lo menos que puede pasar es que el hielo queme las flores. Bastante tenemos con los frutales, por mucho que los encalemos.

De regreso, hemos sacado uno de los bulbos de hinojo para preparar una lubina al horno, según una receta que leí en una novela. Eso que nos llevamos por delante.

5 comentarios:

  1. Anónimo2:23 p. m.

    Indispensable para el frito mallorquín. Probadlo.

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  2. "De par de mañana", aprendí esta expresión hoy, gracias!

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  3. Este cuaderno de invierno, recién descubierto, me gusta tanto como los DIARIOS DE MAY SARTON y los de PIA PERA. Supongo que los conocerás, pero por si acaso no, los menciono aquí, porque son tan preciosos de leer como estas entradas tuyas. Gracias y felicidades.

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  4. Volveré, te iré leyendo poco a poco, saludos.

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    1. Antonio Castellote7:07 p. m.

      Será un placer. Muy gratificantes tus comentarios, Índigo.

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