13.4.12

Fractura


El hilo narrativo es tan frágil como un hueso. El esqueleto que sostiene las costumbres puede romperse al menor tropezón. Mientras estuve con el brazo derecho escayolado, me limité a leer, y a un experimento que aún no sé si merece la pena: escribir un relato con un dedo de la mano izquierda.
Era una de las preguntas que formulé a varios pintores en el documental Un taller con mucha luz: ¿merece la pena cambiar de mano para crear? La idea me la dio la grabadora Caterina Burgos, que lo ha puesto en práctica con resultados sorprendentes. Yo no sabía qué pensaba mi mano izquierda por sí sola. En el teclado da la sensación de que solo se ocupa del ritmo, no del punteo. Está allí para lo que haga falta, pero doy fe de que conserva intactas sus cualidades. Leo una y otra vez el resultado del experimento y me cuesta mucho reconocerme. Como iba tan lento que muchas veces, al terminar una frase, ya se me había olvidado la siguiente (y, si la frase era larga, tenía que reconstruir la concinnitas recordando lo que iba a pensar, una mezcla de presente y pasado y futuro que habría hecho las delicias de San Agustín), el resultado, sobre todo al principio, era una prosa como aterida, un juego de pases cortos que sin embargo reconcentraba mucho más el pensamiento. Cuanta más velocidad al escribir, más relleno. El problema es que sin relleno todo es hueso, como las novelas de Unamuno, escritas, sin embargo, a toda pastilla, lo que me obligaba a reconstruir esa velocidad sin la que la prosa se queda fiambre.
Además del relleno, la velocidad aumenta la mala leche. He descubierto que mi mano izquierda es más pacífica, más comprensiva. Es una prosa como encogida de hombros, mucho más sincera (lo cual no tiene por qué ser una virtud), resignada y tolerante que mi levantisca mano derecha. Pero también era más, mucho más barojiana, lo que quiere decir que, cuando escribo con las dos, los restos de floreo se corresponden a la derecha y el viejo don Pío a la sufrida izquierda. Caterina Burgos me decía que grabando con la izquierda buscaba prescindir de la perfección de la costumbre, regresar al trazo libre y a la composición naturalmente acertada de los niños. Mis primeras lecturas, quiero decir, mi primer amor leído fue Baroja. Quizá me acompañó durante todo este tiempo sin saberlo, como una infancia fiel y silenciosa. Y cuando se ha tenido que ocupar de la mano mandona, de la mano macho, lo ha hecho sin todo aquello que me sobra para volver al inicio, a cuando, más que escribir, quería ser un personaje de Baroja.
Pensé que cuando recuperase la movilidad del brazo derecho me lanzaría a un relato desbocado hacia mí mismo y mis excesos, pero sucedió lo que menos esperaba. El hueso del brazo se había curado, pero el hueso de la costumbre se había roto, de modo que he pasado varias semanas en perfectas condiciones para la escritura y con una incapacidad absoluta para sentarme a escribir nada. Esta primera bernardina, después de tanto tiempo, es como una radiografía. A ver qué tal va la soldadura. A ver si ya no me duele pensar en que voy a ponerme a escribir. A ver si mis dedos ya son capaces de sostener otra vez los versos de Virgilio, y yo de olvidarme de todo lo que me sobra, porque si no dejaría de escribir para siempre, o me cortaría una mano.

3 comentarios:

  1. Una radiografía que nos muestra un hueso perfectamente soldado. Escribas con el lado derecho del cerebro o con el lado izquierdo, seguro que no lo harás bien.
    Un abrazo.

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  2. Anónimo9:24 a. m.

    ¿Y el ajedrez?. ¿Si se juega a mano cambiada, resultan las ofesivas más pacificas y las defensas más pasivas?. Y si el juego es un trasunto de la guerra, ¿No deberían firmar los generales con la zurda sus órdenes?.

    El Zoffy, otra vez

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  3. Anónimo11:59 p. m.

    He leído la obra de ese dedo y me lo pido, no la obra, me pido el dedo. El Papa Luna legó su cabeza momificada a Teruel, y ahí estuvo siglos y siglos acompañando a los teruelanos, y yo me pido ese dedito seco en una tabaquera. ¿Sí?

    No hay prisa, vaya, para cuando sea. Si no voy yo antes al hoyo, eso sí.

    JCarlos

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