6.2.06

Provocación


Todos hemos bajado la voz cuando pasábamos cerca de ciertas personas, sobre todo si íbamos diciendo determinadas cosas. Todos hemos dado un codazo a quien, por insensatez o por descuido, contaba chistes malos que podían herir a quienes estuvieran escuchando sin querer, sobre todo si era notorio que esas personas se podían tomar las palabras y los símbolos bastante más a pecho que nosotros.
Más allá de los límites de la libertad de expresión y los del paroxismo religioso, más allá de los juicios, está el hecho de que lo que uno grita en su casa puede provocar un cataclismo. Yo que siempre tengo la sensación de que no me lee ni Dios, encuentro un siniestro consuelo en esa globalidad que ha hecho que una mala caricatura de un periódico menor nos haya hecho agarrarnos al asiento al resto del mundo. Los límites empiezan entonces, en esa meridiana sensatez que nace de la supervivencia. Lo principal entonces es que se calle el bocazas. “Ustedes perdonen”, decimos a quienes nos miran por encima de las cejas, “no le hagan caso, estaba bromeando, es que nuestro primo tiene un sentido del humor un poco raro, pero ustedes no hagan caso, ¿puedo invitarles a una taza de té?” Y más allá del derecho a la libre expresión de nuestro primo el bocazas están las ganas de tener la fiesta en paz de todos los demás. Y eso es todo.
Las evidencias apuntan a que un porcentaje nada despreciable de seres humanos considera sagradas cosas que a nosotros nos provocan toda clase de reflexiones estéticas. Se está exhibiendo en Londres una nueva propuesta de Gilbert & George en la que se utilizan miles de crucifijos con propósitos provocadores. Pero la provocación también tiene un límite, el de estar dirigida a quien la sepa encajar. Si algo podemos aportar es el agua sana del relativismo, la mirada profunda de G&G, pero no la bilis inflamable del bocazas. Por eso creo que se están colando todos los que desde un manido y vanidoso corporativismo definden a quien, sencillamente, metió la pata. Claro que no hay provocación sin riesgo, pero es el caso que, en esta nueva fase de la guerra, no son los autores de la provocación sus eventuales víctimas. Son otros. Es cualquiera.

1 comentario:

  1. De profundis: Plas, plas, plas!!!!!
    Y ya en pie: Bravo!!!!!!

    Egonauta

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