21.10.19

Chopo


En la vega, orilla del río, se mezclan los chopos blancos con los álamos temblones. Aquí nadie los llama álamos. Todos son chopos, sobre todo si están en la ribera, porque, como dice Covarrubias, siempre tan sugerente, «las rayzes chupan la humedad del agua», lo que explicaría que por estas tierras no se diga tanto empaparse como choparse, a pesar de que ambas tengan el mismo antepasado. En italiano es pioppo y también procede de populus (femenino, nada que ver con pueblo), y ambos de la raíz *pap-/*pamp-, que significa 'hinchar' y ha dado términos como pápula, papilla o pámpano. 
Álamo es palabra nórdica, gótica, que aquí no se sobrepuso al latín. Por aquí no hay alamedas sino choperas, y no invitan a pensar en paseos melancólicos y ajardinados sino en corros de árboles cuando la vega se ensancha, y «monótonas hileras / de chopos invernales», como es, dice Machado, el «verso dulce y grave» de Gonzalo de Berceo. Son esos mismos álamos dorados que Machado, en el mismo poema, llama «chopos de río», porque sabe que los chopos se hacen álamos por la gracia poética. Machado mira los chopos a ras de río, y con sus versos los eleva hasta la luz del álamo. Los álamos temblones brillan con el sol, los chopos son la sombra del agua. En ellos «nada brilla», pero todo se refleja. 
Y a nadie se le ocurre llamar álamos a los chopos cabeceros, esos menhires de madera de cuyos anchos troncos bajos crecen vigas y varas tiernas. Sonaría cursi. Sus muñones y sus cicatrices, su aspecto de labrador cargado, de trabajador del campo, no admiten esdrújulos musicales sino el vocablo cortante, contundente y cercano. A los vascos les gustó por eso la palabra, que ya veo admitida en diccionarios oficiales y que entró en Bilbao de la mano del Chopo Iríbar y con el tiempo se escribió Txopo, cuando en vasco un chopo es un makal, y, si es un álamo temblón, un burzuntz.
Así son, pues, los álamos del río. Desde casa los distingo por edades: los más viejos y frondosos han empezado a cambiar de color, los más jóvenes son altas velas que se menean con la cadencia con que los costaleros bailan a sus imágenes. Son chupones del árbol viejo, tienen el tronco delgado y las hojas cabrillean, arriba, los haces verdes, los enveses blancos.

4 comentarios:

  1. Anónimo11:40 a. m.

    En mi pueblo decimos achopar.De humo, ahumar; de chopo, achopar.

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  2. Anónimo12:19 p. m.

    Nada que ver los chopos, sino con los sopas.
    "Chopar" se trata de un caso claro de asimilación fonética donde la s se ha cambiado por la ch.
    Sopar, verbo transitivo pero que puede usarse también como pronominal, significa poner a alguien hecho una sopa. Lo correcto, por tanto, sería "soparse". No obstante, deberíamos aceptar el localismo. Por luminoso.

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  3. Anónimo12:21 p. m.

    Nada que ver con los chopos, sino con las sopas.
    "Chopar" se trata de un caso claro de asimilación fonética donde la s se ha cambiado por la ch.
    Sopar, verbo transitivo pero que puede usarse también como pronominal, significa poner a alguien hecho una sopa. Lo correcto, por tanto, sería "soparse". No obstante, deberíamos aceptar el localismo. Por luminoso.

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  4. Covarrubias, el mismo que relaciona 'chopo' con 'chupar', también habla de ponerse como una sopa, pero no menciona la palabra 'chupa', que es galicismo, imagino que borbónico. Pero es curioso que para 'chupa' en sentido de chaparrón la etimología acuda a la onomatopeya de 'chop'. No sé qué tal casará todo esto con lo que dices, pero vaya, gracias por el apunte.

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