Geórgicas, III, 157-178
Si ya están paridas, todos los
desvelos
van a los ternericos: hierros marcan
a fuego,
señalan las camadas, y se apartan
aquellos
que son para la cría o se llevan al
altar,
o son para labrar la tierra y
revolver
los terrones deshechos que erizan el
campo.
Que pasten los demás en verdes
herbazales:
Y tú, a los que críes para el
laboreo,
no dejes de enseñarlos ya desde
becerros,
de seguirlos domando mientras son
manejables,
en tanto que la edad es mudadiza.
Átales
al cuello un ronzal flojo de mimbre
muy delgada;
después, cuando los cuellos hasta
entonces libres
ya estén acostumbrados a la
esclavitud,
úncelos por parejas, atadas en
collera,
y obliga a los novillos a mantener el
paso;
y que lleven los carros vacíos a
menudo
y solo a flor de tierra dejen huella,
y luego
cruja resplandeciente, bajo el mucho
peso,
un buen eje de haya, y un timón de
bronce
tire del rodamiento. A esta juventud
indómita entretanto cortarás tú a
mano
no solamente yerba y ramas de sauce
ralas
y ovas de los pantanos, sino cebada
verde;
y no han de llenar las vacas recién
paridas
las cántaras de nieve, como era la
costumbre
de nuestros padres; antes consumirán
la ubre toda entera en sus dulces criaturas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario