Todo está verde todavía. Los oxalis, tréboles falsos, tan extendidos que hasta el trébol del escudo de Irlanda puede que sea uno de ellos, pertenecen a esa especie de malas hierbas aceptables que también forman parte de la evolución. No se hace alta y crea espacios uniformes, sin otras hierbas más espigadas que crezcan entre ellas, y es un colchón inmejorable para los mastines, fresco y mullido. La grama de siempre, tan dura ella, sin embargo se seca a las dos tardes que se hayan tumbado los perros encima, pero este trébol al día siguiente ha vuelto a desplegar sus parasoles. Cuando se siega quedan muchos tallos sin hoja, lo que da muy buen olor, y ningún sentimiento de culpa porque a los cuatro días ya están igual de tiesos y entrebolados, pero hay más y están más extendidos.
Las plantas invasoras aceptables van desalojando su entorno de las hierbas de siempre, sobre todo los bledos (amarantus retroflexus), que tienen un aire a planta de patata desmedrada, y crecen varios palmos y dan siempre sensación de abandono. Una vez me puse a identificar con un manual ilustrado el tipo de malas hierbas que crecen en el jardín y me cansé muy pronto porque las tenía todas. Lo pienso cada vez que las he dejado crecer varias semanas. Ninguna significa una invasión dañina. Aparte de los odiosos ailantos, no ha habido ninguna hierba que, creciera más o menos, no se dejase segar o arrancar. Antiguamente crecían hinojos de más de un metro, con sus tallos gruesos, como de un azul decolorado, que había que arrancar todos los años. Daban un olor muy fuerte, olor a vega salvaje, a lagar de anís. No sé bien por qué desaparecieron. Las hierbas son cíclicas, su extensión va cambiando de año en año. Este año salió un corro de hierbas que tenían unas flores azules muy delicadas. Habría que mirar su nombre en el manual.
A fin de cuentas, ¿por qué son malas? Solo deberíamos considerar malas a aquellas que se imponen sobre otras y las eliminan, los ejércitos arrasadores como los oxalis, que sin embargo regamos con aplicación para que nos mantengan el jardín más presentable. También hay quien lo llena todo de cemento para que no salgan hierbajos de ninguna clase, pero dentro del respeto al suelo el oxalis es como un cemento verde. Ha sabido disfrazarse de una de las pocas hierbas que incitan al romanticismo folklórico. Cualquiera la extermina.
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