22.3.06

Filípica



Hace unos días, un grupo de jóvenes se reunió en Andorra y organizó unas jornadas para informar y discutir de los problemas mayores que tiene planteados la especie en general y nuestros conciudadanos en particular. No sé cuántos eran, pero quisiera creer que fueron más que los borregos que se juntaron el viernes con el solo propósito de ser más numerosos que en el pueblo de al lado. No creo que sea propio de ningún achaque cerebral el darse cuenta de que existe, y en España es abundante, un tipo de juventud que reivindica las concentraciones ovejunas mientras en el país de al lado hay jóvenes que plantan cara al Estado que los maltrata. Ni tampoco constatar que los medios de formación de masas, como diría el otro, están más atentos a los records que a los pensamientos, y hacen más propaganda de las ovejas que de los individuos de corta edad con ganas de implicarse en el mundo en el que deambulan.
Mi generación fue la siguiente a la de los jipis. Estábamos ya un poco escamados de tanto folclore amoroso, así que practicábamos un escepticismo que los viejos de entonces llamaban pasotismo. Ser un pasota era no comulgar con martingalas, pero las bebidas seguían sirviendo para acompañar la conversación, y no al revés. Después han venido unas generaciones que no creo que abstraigan mucho su comportamiento. La inmensa mayoría de los que se ilusionaron con juntarse más y dejar más mierda que en el pueblo de al lado no tenía ni la más remota idea de lo que estaba ocurriendo en Francia, y mucho menos de lo que acababa de ocurrir en Andorra. De hecho, yo pensé que se trataba de una concentración de adolescentes con ganas de marcha, hasta que escuché por la radio a hombres y mujeres de más de veinticinco años sin capacidad siquiera para disfrutar del nihilismo que pudiera haber en sus poco fluidas palabras. En sus Propósitos para cuando llegue a viejo, Johathan Swift se compromete a no ser demasiado severo con los jóvenes, sino disculpar su necedad y sus flaquezas. Ya en su época era propio de cascarrabias endilgar filípicas a la juventud modorra, error en el que no quisiera incurrir, no sea que mis desalientos sean cosa de la edad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.