Cuaderno de verano, 81
Pero los cardos y las acelgas llevan saliendo mucho tiempo y las borrajas han aparecido últimamente, y doy fe de que durante años no hubo ninguna. Sé que en tiempos se plantaron, y es posible que alguna semilla fósil haya revivido, o que el viento haya traído de otros huertos, o algún pájaro las haya transportado. Sí es cierto que se reproducen solas y donde ha habido es probable que vuelvan a salir, lo que no se sabe es cuándo.
El caso es que se ha preparado un corro considerable de borrajas que ha habido que cercar mínimamente para que los perros no las ensuciasen, y las que ya hemos probado nos indican que este otoño las cenaremos con cierta frecuencia, porque todo alrededor de los manzanos vemos que les están ganando la partida a los bledos y a las achicorias, y conviven sin problemas con la grama. También es cierto que a esa zona le da más el sol que a otras más ocultas entre la hojarasca, y que había un tajadero justo antes de la valla del vecino, señal de que los lindes originales estaban unos metros más arriba, más hacia levante. Pero nadie reparó en este detalle cuando se hicieron las particiones, seguramente porque tenían más en cuenta la extensión de las parcelas que la caída de las aguas. Me hace gracia pensar que estas borrajas procedan de aquel entonces, o sean las primeras que plantó mi padre, y yo ya ni me acuerdo, o quizás a él también le salieron y a cada generación le vuelven a brotar cuando se acerca el otoño, el del campo y el de la vida.
El caso es que se ha preparado un corro considerable de borrajas que ha habido que cercar mínimamente para que los perros no las ensuciasen, y las que ya hemos probado nos indican que este otoño las cenaremos con cierta frecuencia, porque todo alrededor de los manzanos vemos que les están ganando la partida a los bledos y a las achicorias, y conviven sin problemas con la grama. También es cierto que a esa zona le da más el sol que a otras más ocultas entre la hojarasca, y que había un tajadero justo antes de la valla del vecino, señal de que los lindes originales estaban unos metros más arriba, más hacia levante. Pero nadie reparó en este detalle cuando se hicieron las particiones, seguramente porque tenían más en cuenta la extensión de las parcelas que la caída de las aguas. Me hace gracia pensar que estas borrajas procedan de aquel entonces, o sean las primeras que plantó mi padre, y yo ya ni me acuerdo, o quizás a él también le salieron y a cada generación le vuelven a brotar cuando se acerca el otoño, el del campo y el de la vida.
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